Antes de comenzar debes darle play a la siguiente canción para acompañar el texto que Carolina Hernández nos preparó para esta colaboración.
Hola, quisiera presentarme como un usuario común y corriente de una red social, pero no, me presentaré como lo que soy, un bufón.
Un ser humano nacido en la edad media, nacido en un hogar poco privilegiado, nacido con numerosos talentos, con intereses, gustos e ideas que no precisamente eran propios de mi status social.
Pasó algo extraño, desperté en un lugar muy extraño, no lo reconozco, lo llaman futuro. He preguntado a personas en la calle y me dicen que estamos en 2021, y en un país llamado México.

Es extraño, porque los que son como yo ya no brindan espectáculo a los nobles o a los reyes. Ya lo hacen para los suyos, para quienes les rodean. Ya no lo hacen en un plano físico, han logrado a un espacio llamado red social, hasta dónde sé, hay muchos tipos pero son algunas las principales o más populares.

Pensaba que la red social se está convirtiendo en algo parecido a un inconsciente colectivo, ese espacio que todos compartimos sin importar cultura, sexo, experiencias vividas, etc.
Y te diré algo, ese lugar me llena profundamente de poder, pero es un poder extraño porque lo experimento sólo en momentos, es una dosis fuerte que dura unos momentos de mi día y luego se va, dejándome con sensaciones crueles, porque estando dónde todos aparentemente están aún así me siento sólo.

Aparecer en ésta interesante realidad hizo que me percatara de algo, el maquillaje que uso día a día para mí show lastima piel, la ropa es pesada, los gorros extraños en mi cabeza pican, pero pican de una forma rara porque no es un dolor precisamente físico, es algo diferente. Se siente como en el centro de mí, me empuja a quitarme lo que llevo encima y liberarme.

Liberarme de mi maldito deseo ilimitado de agradar.
Liberarme de las bromas que tengo que hacer para que me acepten, y lanzar mis críticas sin comedia, sin miedo.
Liberarme de mi deseo de usar una piel extravagante para que me miren.
Liberarme de la piel que tan fácilmente se hiere, que con la más mínima opinión del otro ya presenta heridas.
Liberarme de las expectativas tan altas y poco realistas que tengo de mí y de los otros.

Liberarme, liberarme de un “Nickname” que tiene mi mejor foto y el perfil biográfico que considere “más correcto” para atraer a los otros a mi mundo, éste mundo tan falso que ni yo conozco.

Pero, sin las máscaras. ¿Quién soy? Dude, no sé si algún día tú y yo lleguemos a responder la pregunta que no por nada ha movido a la humanidad completa, pero tú y yo sí podemos hacer algo.
Sí las máscaras y la comedia nos sirvieron para criticar a un sistema sin temor a las represalias, cambiemos la crítica a la sociedad por la autocrítica.

Una autocrítica compasiva, una autocrítica que nos lleve a expectativas honestas, que nos lleve al realismo, que nos lleve a la empatía, a la compasión, a la pasión, a la creatividad, a la unidad, al encuentro con esos miles de bufones que cómo tú y como yo estamos hartos del disfraz y ansiamos la desnudez, la honestidad, la libertad, la paz.

Quitarte el disfraz es también decidir si quieres o no agradar al otro, es respetarte y brindarte la oportunidad de no tener un Nickname inamovible, si no uno en constante transformación y cambio. Te permite contradecirme a tí mismo, asumir que cambias y que también tu opinión y tus creencias pueden hacerlo contigo. Te permite despojarte de tí mismo, del disfraz de tí mismo y abrazar la escencia que más que rostro tiene vida, fuerza, amor, pasión, alegría, libertad, y todo aquello que decidas mirar una vez que las ganas de experimentarte en éste cachito de existencia es lo único que tienes.

Soy un bufón, uno loco y raro, “único y diferente”, agotado, a veces irritado. Pero también con sueños, anhelos, pasiones y vida. Y aquí es dónde estoy seguro: yo solo soy otro tú.

Fotografía por Creatigre
Retoque Nryk Black
Maquillaje Yos boo & Ale Ezquerro
Styling Steph alatri
Texto Carolina Hernández
Modelo Jessica de la Rosa
Modelo Mar Abreu
Modelo Den Ebner