Cada luna llena vuelvo a ver mi yo del pasado. Hay recuerdos que poco a poco se destiñen, quizás porque mi inconsciente quiere borrar alguna herida o un momento amargo, de esos que a veces es mejor evitar antes de que la locura aparezca.
Dentro de todas esas fotografÃas mentales hay una en particular que veo con mucho cariño y es mi yo de 12 años o quizás 10. Fui muy tÃmida en un inicio, no hablaba mucho y sentÃa parte de la hermandad que tenÃan mis primas por el lado materno.
Aunque estas letras suenen con fatalidad, melancolÃa y desasosiego, le agradezco con el alma a mi yo puberta por convertirse en la chica superpoderosa que necesitaba.
Por tener la inteligencia de Bombón para darle la vuelta a esos comentarios, la ternura de Burbuja que hizo que no perdiera la bondad ni la empatÃa y la fuerza de Bellota para enfrentar con mis manos si era necesario a esos villanos.
Uno de los temas más populares de este año ha sido la especulación alrededor de lo extraterrestre. Antes de comenzar a reflexionar, me gustarÃa detenerme un momento en las palabras que comúnmente usamos para referirnos a este tema.
Estas maneras de nombrar lo que pertenece al más allá de las fronteras de la Tierra, marcan un lÃmite, una dualidad, una separación que nos distingue y a su vez, nos identifica. Un implÃcito “yo soy” que “el otro no es”.
Es fascinante poner en perspectiva el lugar que uno ocupa ante lo infinitamente grande: El cosmos, las tormentas solares, los agujeros negros; y lo infinitamente pequeño: Las bacterias, las partÃculas, los átomos. Esto sólo me lleva a la idea de que compartimos espacio/ tiempo con una infinidad de sucesos que ocurren a toda escala en simultáneo, por fuera de lo que alcanzamos a dimensionar, pero tal vez, no tan lejos de lo que alcanzamos a percibir cuando logramos desapegarnos de los lÃmites del lengüaje.
A pocos meses de que termine el 2021, los que estamos aquà y hemos presenciado los últimos eventos mundiales, olfateamos el inicio de una
Tal vez ese “alienÃgena” es más parecido a lo que “yo soy” y tal vez no se encuentra tan lejos. Tal vez se encuentra a un segundo o a un concepto de distancia. Tal vez sólo se nos invita a estar atentos y receptivos, abiertos y al servicio de una nueva creatividad.
Liberarme de mi maldito deseo ilimitado de agradar. Liberarme de las bromas que tengo que hacer para que me acepten, y lanzar mis crÃticas sin comedia, sin miedo. Liberarme de mi deseo de usar una piel extravagante para que me miren. Liberarme de la piel que tan fácilmente se hiere, que con la más mÃnima opinión del otro ya presenta heridas. Liberarme de las expectativas tan altas y poco realistas que tengo de mà y de los otros.
Una autocrÃtica compasiva, una autocrÃtica que nos lleve a expectativas honestas, que nos lleve al realismo, que nos lleve a la empatÃa, a la compasión, a la pasión, a la creatividad, a la unidad, al encuentro con esos miles de bufones que cómo tú y como yo estamos hartos del disfraz y ansiamos la desnudez, la honestidad, la libertad, la paz.